Recuerdo hace unos años, cuando Magdalena Álvarez era en Andalucía Mandatela, aquellas negociaciones a punta de cuchillo entre la Junta y el Gobierno de Aznar por la financiación. El último encuentro, en Torretriana, acabó con la consejera bajando en un ascensor más seria que un duelo y el representante del Estado escapando furtivo por otro. […]