La edición andaluza de El Mundo publica hoy una entrevista con el líder del PA, Julián Álvarez, antiguo alcalde de Écija, que dejó la alcaldía del pueblo sevillano por la puerta falsa y desde el fracaso electoral se convirtió en secretario regional del PA.

Bajo la dirección de Julián el PA está coqueteando con el epílogo. Seguramente no sea culpa suya, o tenga tanta responsabilidad como los que le precedieron.

El bueno de Julián ha dejado un titular que es una radiografía: “Si Chaves pierde la mayoría, propondré al PP y a IU un gobierno de concentración presidido por mí”. Le ha faltado añadir ‘por mi mismo, mismamente’.

Eso es una lección de humildad y de desprendimiento. Para Julián estar en política sabemos que es una jodienda y si aguanta es por servir al pueblo andaluz desde el desinterés y el altruismo.

Con este titular tan sensato ya conocemos a tres de cuatro. Los cuatro mendas que concurrirán a las elecciones andaluzas, al margen de algún maletilla que salte a última hora.

El candidato del PP a la Junta, ya se sabe, es Javier Arenas, al que apodan el campeón aunque las veces que ha concurrido las haya perdido todas. En el vídeo de presentación sale una imagen suya hecha un pipiolo, cuando era el concejal más joven del Ayuntamiento de Sevilla. Por eso lo de campeón, por seguir vivo desde entonces en esta olla de caníbales.

Por aquella época fue alcalde de Sevilla Manuel del Valle, del que hace unos años se publicó una biografía en RD Editores, escrita por la periodista Alicia Gutiérrez. Del Valle –es su versión– cuenta en ese libro los coqueteos del joven Arenas con el PSOE cuando desapareció la antigua UCD, formación en la que militaba. De algún que otro político saldría un Hormigas Blancas cojonudo.

En aquella época ya comía bacalao en el País Vasco Manolo Chaves, sempiterno candidato socialista. Y ahora hemos conocido en profundidad los principios del candidato andalucista.

Lo malo no es que Julián Álvarez se ofrezca a ser presidente de cualquier cosa. Lo peor es que, conociendo al personal, lo mismo hasta hay más de uno que se presta a semejante rebujito.