He oído tanto y tan dispar sobre el teleférico de Sierra Nevada que no puedo respaldar el proyecto al cien por cien. Por lo visto, José Torres Hurtado tiene las cosas mucho más claras. Qué alegría.
Tan diáfano tiene el asunto que hace un año el Ayuntamiento estuvo a punto de facilitarle a los promotores del telecabina todo el “terreno necesario” para que montase una de las dos estaciones y, además, concederle beneficios fiscales. Que es como si quieres montar un todo a cien y te regalan el local y no te cobran el IBI.
Hoy Torres Hurtado ha dicho que si la Junta no autoriza el faraónico teleférico le habrá pegado otra patada en el culo a los granadinos. Una frivolidad de tal tamaño no debe pasar desapercibida.
Se supone que cuando los técnicos de una administración informan un proyecto lo hacen desde la imparcialidad y con la ley en la mano. Mal camino lleva Torres Hurtado si sospecha de los funcionarios de la Junta, porque son los mismos que tendrán que examinar los trabajos el día que gobierne su partido.
Pensar que los técnicos son maleables por los políticos es sospechar que llevaba razón José Julián Romero cuando denunciaba que Nino le negaba sin motivos licencias que tras su marcha se han arreglado en un rato. Pero nunca dijo Pepe Torres que el Ayuntamiento le pegase un puntapié en el trasero a JJ.
Si la Junta emite finalmente informe contrario al teleférico es de suponer que será porque los técnicos, por razones estrictamente objetivas, consideren que el proyecto no se ajusta a la legalidad. Lo contrario, Pepe, no es una patada en el culo, es prevaricación. Y entonces lo que hay que hacer es llevarlo a los juzgados.
Una patada en el culo es otra cosa. Por ejemplo, lo que Nino dice que le pegaste.