Conozco a gente tela de tonta que después de estudiar unas oposiciones se ha convertido en jueces, notarios y registradores. Gente que si es un pelín más mema hubiese podido pasar fácilmente por periodistas.
Por eso no me sonroja demasiado que el ministro de Justicia proponga ahora convertir en magistrado por la vía rápida a los empollones. Una oposición no es garantía de nada lo mismo que una cartera ministerial no asegura la cordura.
El problema es que cuando la gente medio lerda habla, o en mi caso escribo un artículo, pasamos por gilipuertas y si metemos la pata nos llevan al juzgado. En cambio, cuando un juez suelta una tontería sentencia y hay veces en las que la chapuza de ley procesal que tiene este país no te deja ni enmendarle la plana.
Viene esto a colación de algunos rumores que circulan por la Audiencia Provincial, de cosas que se dicen e historias que se cuentan. Hablaremos de algunos jueces.