(En agosto le dedicamos una carta en este blog al alcalde de Osuna, que no estuvo presente en las manifestaciones organizadas por el pueblo en señal de repulsa por el siniestro suceso en el que un hombre mató a su mujer y a su hija, embarazada de pocos meses. Nos hemos enterado de que algún anónimo ha distribuido el artículo masivamente en octavillas después de que el propio alcalde censurase su difusión por otros medios).
Alguien ha utilizado el nombre de este blog y no ha sido en vano, que aquí le damos la vuelta a los mandamientos si queremos enviar a un ‘semidios’ a tomar por saco. Algún lector anónimo me ha echado una mano y ha difundido el verbo incómodo por Osuna y yo no renegaré ni de una coma de la carta que envié sin fedatario. Entre otras cosas, porque en las páginas de este blog ha estado exhibida sin tapujos -y así seguirá siempre-, aunque le moleste al que confunda la libertad de expresión con escribir al dictado.
Sin pretenderlo, he conseguido más difusión con mi ‘Carta abierta’ que con esas revistitas del pueblo donde escriben los pelotas, los juntaletras de siempre, los que nunca se atrevieron a denunciar nada, ni a alzar la voz, ni a abrir la boca, porque de bien nacido es ser estómago-agradecido y de esos tú te has rodeado con tanta habilidad como los que te precedieron.
Es la carta de un censurado, un dolor de barriga, la quijada del enemigo en mitad del campo de batalla. Una misiva ni política ni politizada, verdades como puño pero puños sin la rosa; tampoco es la gaviota que tuviste entre tus manos. La tinta no es roja ni tornasol. Es una carta independiente, si te soy sincero, también una carta resentida.
En definitiva, sólo es eso. Una carta abierta que por lo que se intuye te ha jodido bastante.