Por los pasillos consistoriales, como un ave fenix europeo que resurge de las ascuas rojas de la juventud, nada señoreada, ha aparecido hoy Pilar del Castillo, aquella ministra de Aznar que encabezó la lista al Congreso por la provincia y que tras el batacazo del 14-M se fue a Europa para luchar por Granada. Pilares más altos han caído que los de la sinceridad.

Pilar, Pilarica, con cara de universitaria eterna, hizo un sello de sangre y urnas con esta ciudad, pero como le fallaron las urnas se lavó las manos y cambio la sangre de ‘mala follá’ por las coles de Bruselas, las comisiones y los viajes de avión.

‘Peperos’ que resurgen con el otoño y la proximidad electoral que nos sopla en la nuca. Me dicen que vieron el pasado fin de semana a Kiki Díaz Berbel recogiendo firmas contra el Puente de Bola de Oro, como un activista más contra las excavadoras y los planos de Nino García-Royo. Su cuñado, por cierto.