A estas alturas de la película, estoy dispuesto a reconocer sobre el testamento de Maquiavelo que Juan Carlos Benavides es un monstruo, un artista. Hoy ha conseguido que un grupo de jóvenes se movilicen delante de la Junta contra la paralización de unas viviendas protegidas en el municipio. Qué arte.
Resulta que Benavides piensa construir en suelo industrial un edificio para jóvenes, que es el componente demagógico y populista de la historia. ¿Por qué decide hacerlo precisamente en esos terrenos aunque su catalogación no lo permita y no en otros? Pues vete a saber. Seguramente sea por la orientación del sol y el ahorro energético. ¿Por qué lo hace a las bravas y no pasa por la Comisión Provincial de Urbanismo? Pues yo que sé, quillo, yo no soy Benavides.
Entonces la Junta, que se da cuenta la puñetera, recurre el acuerdo y consigue parar las obras, nada más que por fastidiar a Benavides. Aunque las obras han estado paralizadas, los pisos están acabados y sorteados. Maravillas de la ciencia. Yo que sé, quillo, cosas que pasan.
Pero el ínclito Benavides ha convencido a sus muchachos de que la culpa la tiene la Junta y no su Ayuntamiento, que se ha saltado a la torera trámites y procedimientos no se sabe por qué. Y los chicos, en lugar de montarle un pollo a Benavides por tomarles el pelo y manipularles, se van a protestarle a la Junta, por mete patas. Lo dicho, Benavides, eres un artista.