Antes de que la Ley de Paridad volviera a los cínicos políticamente correctos, Lola ya había sido candidata por sus propios meritos. Cuatro años antes, Lola había aguantado los atropellos de los que ahora quieren ganar votos por llevar mujeres en sus listas. Durante todo este tiempo, Lola ha soportado que los nuevos metrosexuales se mofen de ella diciéndole que los discursos se los tiene que escribir un hombre.

Después llegó la Ley de la Parida(d) y las candidaturas se llenaron de mujeres sin que salieran muchos hombres que nunca debieron de estar dentro. Si yo fuera una de ellas me sentiría avergonzada de esta pantomima que ha llenado las listas de mujeres floreros. Algunas que nunca hubiesen llegado a la política si no fuese por este pacto hipócrita; otras que solo han posado para la foto y luego las han escondido y no les dejan ni hablar.