Antonio Granados repetirá como portavoz del PP en la Diputación, aunque después de leer la letra pequeña no me queda claro si ha ganado o ha perdido. Torrente será su suplente, un hombre que tiene arrojo suficiente hasta para tirarse al vacío con una red de un solo agujero.
La novedad inesperada es que -aparentemente y hasta nueva orden- Granados abandona sus cargos orgánicos. El puesto de adjunto a la Presidencia –el que le crearon cuando era el joven Kenedy- desaparecerá del organigrama. Granados será relevado de la portavocía del partido, que la asumirá Eva Martín, ex concejala, asesora nonata y parlamentaria porvenir.
Lo de Eva me huele a callarle la boca tras la trastada de los últimos nombramientos. Salvo que alguien se le haya pasado por la cabeza contentarla con un carguito de pitiminí por si cuando llegue el momento de hacer las listas del Parlamento faltan huecos y sobran nombres.