Lo voy a contar porque me apetece, tal y como ha sucedido.

El sábado llamé al alcalde de Jun para recriminarle que el municipio tecnológico por excelencia no hubiese hecho nada para favorecer la candidatura de la Alhambra. Es cierto que José Antonio se tira a una piscina con tal de que tenga un palmo de agua, pero en esta ocasión se le ocurrió la interesante idea de reunir a todos los alcaldes de la provincia para montar una de sus cibernéticas iniciativas.

La reunión ha sido hoy y han acudido una treintena de alcaldes, entre ellos, los principales regidores del PP en el Área Metropolitana y muchos otros que se han desplazado desde la otra punta de la provincia. Paradójicamente han faltado los alcaldes socialistas de mayor solera.

Esto ha sido lo que ha sucedido. Y no me lo ha contado José Antonio. Así que si algún titiritero quiere buscar una cabeza de turco que coja la mía.

Cuando alguno en la dirección provincial socialista conoció el lunes por la mañana la iniciativa dio instrucciones tácitas para que se desconvocase. Es cierto que protocolariamente las cosas debían de haberse hecho de otra manera, pero ante una buena idea se pueden hacer dos cosas, ponerse al frente y contribuir a su éxito o mirarse el ombligo. Hicieron lo segundo.

Hasta última hora de la tarde la convocatoria estuvo en el aire pero al final se decidió seguir adelante en plan compadre a ver qué sucedía. Con todo en contra se han presentado una treintena de alcaldes a la cita. Qué habría pasado si los mismos que pusieron las trabas hubiesen cogido el teléfono para convocar a otros treinta.

Esos mismos, el sábado vendrán con toda su caradura a ponerse en la foto cuando la Alhambra sea declarada maravilla.

Esto es lo que ha sucedido. Y si alguno desde el PSOE cuestiona lo que cuento estoy dispuesto a repetirlo todo con nombres, apellidos, hora y contenido de las conversaciones. No es por nada, es que estaba delante.