Fue Ángel Díaz Sol el que dijo de mí que era tonto o inútil o paleto o alguna verdad como un templo por el estilo. Ángel, que es tan listo que me da envidia, no se percató de que intercambiaba impresiones sobre mi grado de idiocia con una persona con la que tengo hilo directo. ¡Cachis!

Hoy se ha vuelto a referir a mis meteduras de pata en público, en el baño de masas que se ha dado en Motril con sus compañeros sociatas. Dice que el Puerto va viento en popa y que sólo un palurdo como el menda es capaz de malinterpretar los datos clarividentes y esplendorosos del muelle motrileño.

Un ejercicio para torpes: entren en la siguiente dirección www.puertos.es Pinchen en el enlace ‘estadísticas del tráfico portuario’. Después en ‘estadísticas mensuales’. Y ahí seleccionen el epígrafe mercancía en general.

Ahí dos tipos de dirigentes políticos. Aquellos que ante una reivindicación se sitúan al frente y los que cuando la cosa se pone fea solo se preocupan de salvar su silla. Por mucho que nos joda, están el presidente de la Generalitat y los catalanes, que cuando tienen un problema ladran, sin mirar el color del Gobierno, y consiguen que se hagan las cosas. Y luego están los que anteponen la disciplina de partido por encima de todas las cosas y son capaces de defender que la Tierra es cuadrada.

Después estamos los tonto, los capullos, los lerdos… que vemos una vereda de conos donde otros ven una autovía, una línea imaginaria donde otros ven un tren y números rojos donde otros ven prosperidad y un granero de votos.

Yo es que soy muy pardillo, pero si algún día el Puerto se hundiera no será por las gilipolleces que escribo, sino por  la gestión de quienes lo administran.