El otro día comentaba un experto en esto de las finanzas que Caja de Jaén tenía fácil digestión por parte de Unicaja. Cierto, para qué nos vamos a engañar: sucede cuando el pez grande se come al chico. Ahora, tal y como estaba anunciado, se une al proyecto de fusión la Cajasur de la Iglesia y de la morosidad Y aquí sí que el atracón puede resultar algo más pesado. Vamos, que me da a mí que Braulio Medel, que se convierte en el hombre más poderoso de Andalucía (con permiso de Griñán y Zarrías, que sigue al mando de la nave desde Madrid), se va tener que tomar un kilo de bicarbonato cuando empiecen a ponerse negro sobre blanco, con auditorias encima de la mesa, lo que ahora no son más que dimes y diretes.
Así que Caja de Jaén y sus 50 oficinas escasas pasan a formar parte de una macroestructura de 1.500 sucursales. Es decir, un grano de arena en la inmensidad del desierto. ¿Qué pasa? Que una vez garantizados los puestos de trabajo y las inversiones estratégicas en la provincia, existe serio riesgo de que la marca ‘Jaén’ desaparezca del mapa. Sí, ya sé que los romanticismos no tienen cabida cuando hay pelas de por medio, pero la salvaguarda de identidades resulta muchas veces crucial para acaparar el máximo apoyo social. A ver qué sucede.