Todo el mundo intuía que los datos de paro de diciembre no iban a ser excesivamente malos en provincias como Jaén. Ahí fuera hay 66 millones de olivos repletos de aceitunas que hay que recoger más pronto que tarde. No hay ninguna campaña agrícola que genere tantísima actividad durante un par de meses. Así que por muy bajo que esté el precio del aceite, que lo está, y por mucho que se hayan encarecido los costes de personal -un 3,7 por ciento debido a la actualización de tablas salariales que se pactaron en 2008- gente siempre se va a necesitar. Primer factor a tener en cuenta, por tanto, mano de obra garantizada. ¿Segundo elemento que explicaría que el desempleo haya caído un 17 por ciento en diciembre? Pues que a diferencia de lo que ha ocurrido en cosechas anteriores, la inmensa mayoría de los contratos se los han llevado esta vez oriundos que, obviamente, han causado baja aquí, en el Inem de Jaén, y no en Girona o en otras demarcaciones que tradicionalmente han surtido de temporeros la recolección. Si quieren más detalles, me he marcado una ‘doble Wilson’ en el periódico.
Pero realmente yo no les quería hablar de esto. Quería centrarme en las valoraciones a posteriori. Las que han hecho algunos políticos, pero también las de ciertos plumillas sabelotodo-sabelonada. Respecto a los primeros, los señores de la cosa pública, mucho me temía yo que, en efecto, iba a haber alguno que incurriera en el mismo error de siempre. El pensar que como hay menos desempleados en la agricultura, la construcción, la industria, los servicios y el colectivo sin empleo anterior, pues eso, que por obra y gracia del espíritu santo, de la noche a la mañana, cha-cha-chan, se había obrado el milagro de los panes y los peces: una reactivaciónn generalizada del tejido productivo. ¿Análisis interesado o desconocimiento? Pues miren, ni lo uno ni lo otro, sino una mezcla de los dos. Esto no es grave. Esto es gravísimo ya que supone el intento de meter el dedo en la boca por enésima vez al administrado, que no es gilipollas. Un ser humano causa baja en el epígrafe donde está dado de alta y no en el sector en el que empieza a currar. Las cuadrillas que van dando varazos en los olivares están llenas de albañiles, camareros, técnicos, ingenieros y la amplia panoplia de profesionales que están fuera del mercado laboral por esta putísima crisis.
Pero si esto es preocupante, no lo es menos que muchos de nosotros, los periodistas -metámonos todos en el mismo saco-, nos hayamos tragado el cuento de la lechera. Yo no soy más tonto ni más listo que nadie, pero no hay que ser ningún lumbrera para darse cuenta de que detrás de las cifras hay gato encerrado y que las interpretaciones, obviamente, son interesadas. Y desde luego comprar la moto de una súbita recuperación porque sí, porque existe una especie de propósito de enmienda universal para volver a los días de vino y rosas, es de un simplismo que dice muy poco de los que tenemos la responsabilidad de informar a los demás.