La avalancha de sondeos publicados a raíz del Día de Andalucía nos anuncian que entramos de lleno en periodo electoral. Mucho se ha hablado estos días sobre las encuestas. No me moy a extender en exceso. Pero sí me gustaría destacar que todas apuntan más o menos en la dirección: batacazo del PSOE. Tal es el meneo que, incluso, existe la posibilidad de que el Partido Popular consiga la mayoría absoluta en la comunidad autónoma, lo que ocasionaría, sin lugar a dudas, el cataclismo político con más repercusión en una administración en la historia democrática de este país. Cargos de confianza, directores generales, subdirectores, gabinetes, consultores, asesores, secretarios… todos a la rue. A pesar de todo, tengo serias dudas de que esto suceda. Y no lo digo porque la situación vaya a mejorar mucho en el próximo año, sino que me refiero, más bien, a que las bases socialistas reaccionarán más pronto que tarde, especialmente cuando ZP anuncie que se va.
Estoy completamente seguro de que por estas cosas que estoy comentando ya habrá alguno que me habrá tildado de facha, algo que me la resbala a la vez que me preocupa. Me la resbala porque, sinceramente, no me produce ninguna satisfacción que las expectativas sean peores o mejores para unos u otros. Y me preocupa porque, desgraciadamente, asistimos a un proceso de bipolarización que imposibilita el entendimiento en asuntos que están muy por encima de los intereses de los partidos. Es decir, si estás conmigo eres la rehostia; si estás contra mí, eres un cabrón. Aprovecho la oportunidad para reivindicar la equidistancia, una posición que permite mirar hacia la izquierda y la derecha con una conciencia crítica.
Lo más inminente, en cualquier caso, son las municipales. Ya están ahí, a la vuelta de la esquina, el 22 de mayo. Y también ha llegado el momento de las especulaciones. Un buen ejemplo de ello ha sido la confección de las listas. Que si fulano suma, que si mengano es un golpe de efecto, que si futano no aporta nada, que si a éste no lo conoce ni el Tato. Todo el mundo hace sus cábalas. Una pérdida de tiempo, bajo mi modesto entender. Las personas siempre se han impuesto a las ideas en los comicios locales. Pero en esta ocasión pondría la mano sobre el fuego en que esto no será así. Esta crisis salvaje no entiende de siglas, de programas y de buenas voluntades. Tiempo al tiempo.