Puede parecer “ñoño”, pero hace la convivencia más agradable a todos 

Seguro que le ha pasado más de una vez. Observar de forma indolente la mesa de al lado en un hotel, restaurante, chiringuito o venta, y quedar asombrado del manejo de los cubiertos y las formas que tienen algunos comiendo en público. Lo primero que pienso es que si así lo hacen en un lugar abierto a la visión general, como será los hábitos y manipulaciones que harán en privado.
Hubo un tiempo que se enseñaba las reglas de urbanidad en las casas y en los colegios. Algo que ahora a muchos les parece rancio, pero que eran como unas normas de convivencia para no molestar al conciudadano y no ser molestado. Desde ceder el asiento en los autobuses a las señoras, transitar por la acera de la derecha, saber comer, etc. Esto último ha dado un bajón impresionante. Los niños realizan su comida principal, la mayoría de las veces en los comedores de los colegios, donde el personal de comedor, cada vez más ajustado, muchas veces no le da tiempo a enseñar a comer correctamente a los pequeños y menos pequeños. Y una vez en casa, las cenas suelen ser “sin mantel”, frente a la televisión, en muchos casos a modo de bocadillos. Y del desayuno ni hablamos, pues todo son prisas y carreras para llegar a tiempo.
Por supuesto me apresuro a indicar que esto no es una generalización. Pero cuando salen los padres, que muchos tampoco han recibido esas normas de conducta, con sus hijos a comer un fin de semana, se aprecian escenas francamente chocantes. Lo más habitual es que no se saben sentar a la mesa. La mano situada entre las piernas o medio tumbado sobre la mesa y el plato. El manejo de los cubiertos es aterrador. Con las más inverosímiles formas de utilizarlos. Pero no se crean que solo son los paisanos. Yo suelo comer con muchos hosteleros y algunos resultan sobrecogedores a la hora de comer. Creo que con un poquito de urbanidad, que es gratis, podemos convivir todos mucho mejor. La forma de comer hamburguesa ha hecho mucho daño, no solo nutricionalmente. Espero sus comentarios y hasta sus afiladas criticas