Ángel de la Plata, propietario con su jefe de cocina Pepe Ruiz / P. Amate

Ángel de la Plata cambia a mucho mejor, su famoso y atávico bar y restaurante 

Desde su creación en la calle Zaragoza, hoy tienda de modas siempre fue un destino y cita obligatoria de todos los famosos e ilustre que recalaban en Granada. De hecho hay una gran placa de cerámica donde se reseña el almuerzo Real que realizaron los Reyes de España y las infantas Elena y Cristina. Fue en esa comida cuando el Rey probó la clásica tortilla Sacromonte, y no le volvió loco de gusto. La prefirió más al estilo “paisana” y el buen jamón serrano de la casa. Esto aconteció en el 1982. Años más tarde el restaurante trasladó sus reales a la calle Reyes Católicos 61, donde ha estado hasta ahora, junto a su nuevo restaurante y bar, enclavado en un lugar muy agradable y acogedor que cuenta con terraza, toneles de pie, barra, mesas de apoyo altas y un amplio comedor. Está en los bajos del hotel Monjas del Carmen, en la calle del mismo nombre.
Pero ahora la familia de la Plata, ha decidido ampliar y mejorar notablemente sus instalaciones y se han mudado a la acera de enfrente, en el sentido más exacto de la palabra. Las nuevas instalaciones cuenta con una amplia barra, mesas alta para el tapeo, terraza en la calle y un bonito comedor en la planta alta que recomiendo, por sus cinco ventanas y su luminoso patio con una fuente andaluza manante. Ángel de la Plata se ha llevado las pretéritas rejas que tenia el local primigenio desde su fundación en 1917. Un comedor perfectamente adecuado que consta de sala que se puede convertir en comedor privado. Su jefe de cocina Pepe Pérez Ríos mantiene los platos tradicionales de su carta, que son los que va buscando la gente a esta casa famosa por su cocina andaluza. La de croquetas que yo he tomado en sus barras, la ensaladilla, el arroz, el jamón a tacos, flamenquin, pimientos rellenos de morcilla, langostinos con jamón al Jerez o su famosa tortilla Sacromonte auténtica. No olvidar su rabo de toro, parrillada de ibéricos o el moderno tartar de atún rojo con guacamoles. Tiene un menú diario a 13,80 con bebida, pan y postre. Y un elegante dibujo del pintor Enrique Padial