Frente a los ignotos licores de frutas variadas, se han hecho fuertes cada vez más de la sobremesa española. El protagonista ahora es el orujo gallego. Uno de los aguardientes más populares de España y el único con nombre propio autorizado por la Unión Europea. Este destilado “de gran arraigo en la historia gallega con tal fuerza que ha sido capaz de vencer la clandestinidad, la mala fama, los impuestos y la férrea legislación que le ha perseguido durante siglos. Una industria que se reconocía de forma oficial solo con la creación en 1989 del Consejo Regulador, pero que esconde una historia de cientos de años dedicados a la elaboración de aguardientes destinados, entre otros, a fines medicinales”. Escojo para contarles los que hace Martin Codax. Está el blanco tradicional, de hierbas, de café y uno especial de reserva de bello tono dorado. O los que hace Terras Gauda con hierbas, café y blanco. Todos solo tienen 30 % grados, y dado que es un chupito hay que temerlo lo justo. Sobre todo si lo tomamos al terminar la comida y tenemos que conducir. Pues se nos quedan en las papilas gustativas. Después es mejor tomar un vaso de agua, para aliviar la boca