Tengo el corazón ‘partío’. Los dos ventrículos son para Teresa, delegada silenciosa de la Junta que las mata callando. Teresa habrá dado en los últimos años cuatro titulares, no más; pero ha filtrado otros cuatro, oportunos y oportunistas, que me han llevado a comprender que no se chupa el dedo. Las dos aurículas son para Gabi Cañavate, urbanista con una escuadra de 110 grados, que mide los ángulos rectos un poco más grandes. Teresa y Gabi están librando uno de los pulsos más deliciosos de la política local, un enfrentamiento soterrado, porque aquí todas las cosas se entierran, hasta las ideas y el cerebro. De la mano procelosa de Teresa se ha filtrado la sentencia del TSJA, que le da la razón a la Junta en su litigo con el Ayuntamiento y que de paso, allana el terreno por si llegado el caso tiene que decirle que no a Armilla. Pero, ¿de dónde viene este pleito ‘Teresa ‘versus’ Cañavate’? Cuentan que Gabi le hizo unas cuantas jugadas a la delegada de la Junta y que ahora se las está cobrando sutilmente, poco a poco, mientras los planos que Cañavate ha bañado con Aqua de Gio empiezan a oler a Pachuli y a bolitas de Arcanfol. Me dicen que desde el ‘clan de Armilla’ se expandió el rumor de que Teresa podía ser candidata del PSOE en la capital. No es que de momento hayan descubierto en la discípula de Zarrías la gran esperanza blanca, más bien que si se dedica a las municipales tendrían mucho más fácil colar su proyecto de Feria de Muestras en la Junta. Porque saben que Teresa no lo ve, que la han ninguneado y puenteado con las altas esferas del partido, y que Teresa no va a mover ni el pintalabios para colorear en el mapa una parcela donde no se puede hacer ni la caseta del perro.