Tengo las máquinas de Nino debajo de mi ventana, ¡nunca se van, las puñeteras! Así que me he levantado a las ocho en punto, con el ‘tirititrán’ de los currelas, y he maldecido a todo bicho viviente. Yo es que tengo mal despertar si me despierto antes de las doce. Uno comprende que tienen que hacer obras, que al final son buenas, pero joden. Después he avanzado por Gran Vía y sus angostos pasillos metálicos. Para dejar paso me he pegado a la valla y me he hecho el segundo siete consecutivo en la camisa. Vamos, que hoy quiero un duelo con Nino en el Paseo de los Tristes al anochecer. Mientras tanto, el PSOE se aclimata a su candidato, ahora que ya hay vía libre para criticarlo desde dentro y desde fuera y vendrán los zarpazos áridos de la política y sus miserias. A Javier le dijeron “mira, tío, que esto está hecho, que Pepeto no aguanta un asalto, que el gobierno municipal está dividido, que las encuestas son cojonudas y que tú eres la persona idónea”. Mentira, si los gerifaltes socialistas lo tuvieran tan claro y los sondeos hubieran acertado alguna vez en esta vida no le ofrecerían la candidatura a Torres Vela, se pondrían ellos mismos. Lo que no le gusta a nadie es presentarse a alcalde y perder. Es tiempo de nervios. Nunca se vieron más codazos que en la inauguración de la Feria. La pobre Lola Ruiz tiene las costillas acolchadas de los palmeros ávidos de salir en la foto. Aquí seguimos, codo con codo, en este trasiego aburrido donde ya todos salen elegidos por la unanimidad -de los que le preguntan-. Qué ganas de que empiecen a despellejarse.