El PP presentó el sábado en Alhendín a sus primeros 82 candidatos para esta Guerra de las Galias que es el asalto a la Diputación. La representación del gobierno local de la capital estuvo cicatera. Ya no hablo de la ausencia de García-Royo, que ni estuvo ni se le espera por estos pagos, sino del alcalde, José Torres Hurtado, que acudió a la llamada de Arenas y viajó hasta Sevilla para respaldar a Zoído como candidato a la alcaldía hispalense, meritorio en una ciudad que prefiere una alcaldesa con peinado de duquesa y andares de palacio, como Soledad Becerril. Torres Hurtado se fue a Sevilla, a poner sonrisa de campaña, que para eso es el emblema de los alcaldes peperos, el último asalto de la reconquista sociata que anda a golpe de palo de ciego. Y en Alhendín estuvieron los candidatos de menor alcurnia, que leches, que no es lo mismo ser el virrey de Granada que prestar la jeta al cartel en Soportújar, donde el PP sacó en 2003 cero votos. En cualquier caso, Torres Hurtado tendrá que marcar distancias en el futuro próximo con la estrategia del partido, porque él juega a otro rollo. Lo suyo no es un ataque camicace a la Diputación, sino la defensa de la plaza del Carmen. Por lo pronto, mientras que muchos ayuntamientos, siguiendo instrucciones de Arenas y Rajoy, han presentado mociones sobre el Estatuto de Andalucía, en Granada todavía no. Es una batalla que entraña demasiado riesgo como para desgastarse tontamente. Tampoco lo tiene claro Torres Vela, que ha empezado patinando. Mañana quizás les hable del vídeo.