Los días se caen inevitablemente a las doce de la noche, aunque el periódico sigue. Es el momento de echarse una bomba al estómago -¡qué pronto cierran en Almería los bares… y las bibliotecas (para disimular)!-. Llega también el mayor instante de esparcimiento en estos días a destajo: jugarse un euro (y perderlo) en la […]