Con la que está cayendo, hay que tener ganas de meterse en política, pero algo tendrá el agua cuando la bendicen, digo yo. Siempre me he postulado para algún alto cargo, de los de cartera y maleta, pero nadie me quiere. Mientras Torres Hurtado y Torres Vela se piropean y les falta cantarse el ‘Clavelito’ bajo la lámpara de la luna, otros políticos sin complejos van contando por los bares que ellos irán a pecho descubierto, con su jeta en un cartel electoral aunque se la partan. Hasta que deshojemos la margarita socialista, capullo tornasol que crece en un alcorque de la plaza del Carmen, nos centraremos en el PA. Me cuentan dos nombres, Fernando Egea, el secretario local, y Manuel Jiménez. Tal vez no hagan el choto al estilo Valenzuela, pero confían arrancar entre 2.000 y 3.000 votos. Pero lo que más me alborota mis neuronas políticas, con lunares y panderetas, es la supuesta gestación de un nuevo partido político escindido del PP. Es un decir, que no es que los populares se hayan partido la tibia y el peroné, es una fractura pequeñita, algo así­ como un padrasto. Me cuentan que un antiguo vocal popular en la Junta de Distrito centro, vinculado con el mundo de las cofradías, está fraguando una especie de plataforma que podría cuajar en un nuevo partido para las municipales. Entre sus ascendentes hay algún ex edil de Díaz Berbel.