Madames et monsieurs, bienvenidos al maravilloso mundo de los sueños. El Estado, que somos todos, nos llama a las urnas. La bola está en nuestro tejado. Ya ven… ‘nos’, ‘nuestro’. Sí, el bacalao lo parte el pueblo, siempre soberano. Ahora está por ver cuál será la respuesta. Y ya les adelanto yo -que tengo de pitoniso lo de cura- que muchísima gente pasará cien pueblos de acudir a votar este domingo, una situación inquietante a mi modesto parecer. Inquietante porque, desgraciadamente, detrás de la abstención no subyace la abulia, sino el descrédito. La gente está ahíta de políticos que están fuera de la realidad y que actúan según los intereses de sus ‘patrocinadores’, o sea los partidos. El sistema se retroalimenta dejando en segundo término los intereses generales. Lo tengo clarísimo. Como no tengo ninguna duda de que habrá alguien que pensará que este discurso es oportunista, pero los que me sigue saben que no es la primera ni la segunda vez que me expreso en este sentido. Podéis leer este artículo o éste.
Una vez negada la mayor, sí conviene realizar una breve consideración más ligada a la ‘política real’. No me voy a extender mucho. Miren, este 22 de mayo el PSOE se va a pegar una hostia. ‘La hostia’, diría yo. Y no baso esta afirmación tan categórica en la ventaja que me da conocer las encuestas. Tampoco me produce ninguna satisfacción. Me guío única y exclusivamente por el sentido común. Más allá de los balances de gestión, de lo muchísimo que se haya hecho en estos cuatro años, de que el candidato sea una persona entregada y comprometida, llevamos desde principios de 2008 desyunándonos todos los días con una noticia terrible sobre la deriva de la economía. Ahí están los cerca de 80.000 parados que hay en Jaén –la EPA del primer trimestre está maquillada por la aceituna-, o los 23,3 negocios que cerraron cada día el año pasado, o los más de 20.000 hogares con todos sus miembros excluidos del mercado laboral, o ese 40 por ciento de parados de larga duración… Por mucho mensaje positivo, por mucho que se ponga al mal tiempo buena cara, lo que ha sucedido es tremendo. La crisis, putísima y cruel como ella sola, se lo come todo. Y le ha pillado al PSOE como le podría haber cogido al PP, IU, UPyD o quien se tercie –y entonces serían éstos los jodidos-.
En unos comicios locales las personas y las listas prevalecen sobre cualquier otro factor. Pero este 22-M va a ser la excepción que confirma la norma. Está por ver lo que ocurrirá en las zonas rurales, donde los vientos helados que llegan de la meseta no soplan tan fuerte, pero a partir de ahí, conforme los municipios van ganando en población, el partido se decantará hacia el equipo de la derecha por pura inercia. Se aproxima un cambio. Bueno o malo, pero habrá cambio. Vamos tarde. Quizá lo que aquí realmente haga falta es una auténtica revolución.