El abuelo que siempre miraba al frente
Me gusta caminar. Me lo pide el cuerpo, pero sobre todo la mente. Quemamos calorías y movemos el esqueleto sin darnos cuenta. Pero ya les digo que para mí supone, sobre todo, un alivio mental, una vía de escape para las tensiones, para sanar las heridas infringidas por la inmersión diaria en una realidad fagocitante […]