Un compañero del periódico dice que el preámbulo del estatuto tendría que definir la comunidad de este modo: ‘Andalucía é lo que é, ¿eh?’. Pues eso. Antonio Ramos, en su libro ‘Pasaporte andaluz’, una crónica real y agria de la emigración a finales de los setenta, recuerda una noticia publicada en un medio catalán. Las empresas de agua catalanas empezaban a exportar sus productos a Marruecos, pero como al otro lado del Estrecho identificaban España con Andalucía, los catalanes pusieron en las botellas, con toda la poca vergüenza, un eslogan parecido a éste: “Agua de Andalucía”. En Marruecos se bebía a gaznate suelto y en Cataluña, los andaluces se dejaban los callos envasando el vichy de una realidad nacional diferente, que le alojaba en barracas y les llamaba charnegos. Por cierto, Jiménez Losantos ya había escrito por aquella época ‘Lo que queda de España’. ‘Andalucía é lo que é’. Qué vamos a hacerle.