Para escribir este artículo, he realizado varios cruceros por diversas rutas. Y cuando veo precios muy baratos y una letra muy pequeña a continuación, me recuerdan las mil anécdotas que me he vivido por esos mundos. Por lo pronto la famosa frase “desde” le indica que todo le va a subir a partir de ese precio – señuelo. Por ejemplo ir de vacaciones y meterse en un camarote interior (no hay ventana ni ventilación natural), bajo línea de flotación, debe de ser explicado al viajero y que no le de la claustrofobia una vez a bordo. Después aparecen las tasas obligatorias. ¿Si son obligatorias porque no están incluidas en el precio?. Es como vender un coche sin ruedas. Otra cosa que clama al cielo son “las propinas obligatorias”. Y eso lo saben los camareros de los barcos, que le importa “tres pitos” servir con mayor o menor agrado y profesionalidad. Van a “pillar” lo mismo. Es otro pago que no se incluye en precio y se pone en letra”menúa” como las excursiones. La mayoría no incluidas tampoco en el precio. Y dado que los barcos atracan lejos de destinos que anuncian como tal, por ejemplo Mónaco, que se atraca en la costa frente al pueblecito de Villefranche. Si quiere conocer Montecarlo hay que pagar un extra alto para ir. Y ojo a las bebidas, si no están incluidas en el precio, se puede llevar un susto de miedo. A bordo no te cobran nada. Se firma, previa entrega de la Visa. El último día te dan “el golpe final”. Pero el viaje es bonito si la mar y el tiempo ayuda